jueves, 4 de marzo de 2010

Opinión personal

Nosotras pensamos que no se debe dejar pasar pasar la violencia de género porque por culpa de muchos hombres las mujeres mueren sin tener culpa de nada y los hijos se quedan sin madre y a veces los hijos también son matados por el padre injústamente.
Muchas mujeres sienten miedo e impotencia porque saben que la policía no les prestan la ayuda necesaria ni protección que necesitan y sienten miedo porque se tienen que defender ellas solas sin la ayuda de nadie.
Según el testimonio de una mujer maltratada la policía tarda mucho tiempo en llegar a donde está ella por lo que la mujer puede estar muerta cuando la policía llegue.
Ella exigía protección por parte del gobierno, y afirmaba que, si un día su maltratador llega y le pega una paliza, para que los policias y demás se enteren, esta victima tiene que llamar por telefono, y afirmar que la están matando.

Testimonio de una mujer maltratada

Otro caso de violencia de género.

Un hombre de nacionalidad búlgara, G.B, de 34 años, as esinó presunta mente mata a puñaladas a su actual pareja, M.M., de la misma nacionalidad y 26 años, en el domicilio donde ésta trabajaba cuidando a una anciana, Carmen G., en Leganés.

Los hechos sucedieron poco después de la una de la tarde de este jueves en el piso 4ºB del número 8 de la calle Doctor Fleming del citado municipio. Los vecinos del inmueble se sobresaltaron con el ruido proveniente de las escaleras.

La mujer que cuidaba a Carmen desde hace tres meses, cuando la anciana, de 89 años, se había fracturado una pierna tras sufrir una caída, subía corriendo las escaleras perseguida por un hombre, según el relato de los vecinos. Ambos entraron a la vivienda y poco después se escuchó una fuerte discusión y gritos, entre ellos de la anciana.

"Yo pensé que era mi vecina que se había caído otra vez", explicaba Elena M., la vecina del piso frente al que ocurrió el suceso, que vio por la mirilla cómo el presunto asesino, "alto y vestido de negro", se asomaba al pasillo poco después y "nervioso" advertía a los vecinos que avisaran a la policía. A continuación, el hombre se volvía a meter en el interior de la vivienda. Para entonces, algunos residentes ya habían llamado a la Policía.

Uno de los vecinos, Pedro, residente del 3ºB, Pedro, acudió tras escuchar los gritos a la casa de la anciana, donde se encontró a la cuidadora desangrada en una de las habitaciones, al presunto asesino herido también de gravedad y a la anciana, a la que ayudó a tumbarse en la cama, con fuertes dolores en un brazo. Poco después llegó la hija de Carmen, Dolores, que vive en el portal de al lado, para hacerse cargo de su madre tras el suceso.

Al llegar al lugar de los hechos, los facultativos del Summa se encontraron a la cuidadora muerta con una profunda herida en el abdomen, sin posibilidad de reanimación, mientras el presunto agresor presentaba una herida incisa en el cuello que le provocó una abundante hemorragia. Según las primeras hipótesis que baraja la Policía, el varón, que no tenía ninguna denuncia por malos tratos, trató de suicidarse sin éxito tras matar a la joven.

Los médicos lograron estabilizarle y le trasladaron en estado muy grave al hospital 12 de Octubre, donde se encuentra bajo custodia de la Policía. La mujer de 88 había recibido varios golpes en la cara y presentaba una fractura en el húmero derecho. Fue trasladada al hospital Severo Ochoa de Leganés en estado leve, según informó un portavoz de Emergencias 112 Comunidad de Madid.

Fuentes del Ayuntamiento de Leganés precisaron que ni la víctima ni el agresor estaban empadronados en la localidad. "Ella parecía una chica agradable, pero no la conocíamos mucho, sólo de saludarnos en la escalera, de hola y adiós", comentó ayer uno de los vecinos, que habían visto alguna vez a la chica acompañada de un hombre, aunque desconocían si se trataba del asesino.

Casos de violencia de género.

Dos nuevos casos de violencia de género en Vigo. El primero de los incidentes se registró la madrugada del sábado en el camiño de Pinguela. A las 6.00 horas una pareja había sido acorralada en un callejón por un vehículo que conducía la ex pareja de ella.

Después de acorralarla, el joven se bajó del coche y comenzó a insultar a la chica y a su actual novio, llegando a agredirles dándole una bofetada a ella y dos puñetazos a él. También sufrió daños el coche de la chica, al que le propinó varias patadas que rompieron la puerta.

Cuando la Policía Local lo encuentra, se percatan de que el agresor (M. G. F) se encuentra bajo la influencia del alcohol y, tras constatar la agresión, fue detenido.

El hijo pidió auxilio

También hoy la Policía Local arrestó a un hombre de 36 años, J. M. F. V, por un presunto delito de violencia de género. Los agentes fueron requeridos sobre la 1.00 horas por el hijo de la pareja para que se trasladase a la calle Rosario donde su padre amenazaba a su madre con matarla mientras le pegaba. Allí, escuchan gritos de auxilio de la mujer y su hija que procedían del interior de la vivienda. Por eso, acceden a la vivienda rompiendo la puerta a patadas.

En el interior y delante de los agentes, el arrestado tira al suelo a su mujer y le propina varias patadas, una violencia que también ejerce sobre los agentes. El hijo también sufrió daños. Pese a la resistencia que ofreció, el supuesto maltratador fue detenido. La mujer, que se encontraba semiinconsciente en el suelo, fue traslada por el 061 al Meixoeiro, al igual que la niña y su hermano.

El síndrome de estocolmo en mujeres maltratadas

Al tiempo que varios son los factores que han contribuido a que los contornos del fenómeno se expongan a la luz pública denunciados por la mujer, diversos son también los elementos que ayudan a que el silencio de la víctima sea un obstáculo en la búsqueda de vías de solución para numerosos casos de violencia contra las mujeres. Entre estos últimos, entre los elementos que mantienen a la mujer en silencio sobre el maltrato que está sufriendo, se pueden contar diversos procesos paralizantes relacionados y generados por el miedo, la percepción de una ausencia de vías de escape o salida por parte de la víctima, y la carencia de recursos alternativos, sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no vislumbran, por causas variadas, un apoyo externo viable.

Sin embargo, quienes trabajan buscando explicaciones y líneas de actuación para sofocar el fenómeno de la violencia y atajar sus consecuencias, conocen que en no pocas ocasiones mujeres a las que se supone una independencia personal o económica y una posibilidad de acceso a recursos continúan en relaciones donde sufren violencia. Estas mujeres, que desarrollan actividades que hacen pensar que no están sometidas a una parálisis o retracción por miedo y que incluso llegan a emprender con éxito iniciativas en varios ámbitos de sus vidas, parecen sin embargo incapaces de denunciar a sus agresores, con quienes siguen conviviendo, y mucho menos de abandonar la relación.

Por otra parte, este tipo de mujeres, de perfil social considerado más independiente, y aquellas otras de dependencia más ligada a un núcleo familiar del tipo que sea, comparten la reacción paradójica de desarrollar un vínculo afectivo todavía más fuerte con sus agresores, defendiendo sus razones, retirando denuncias policiales cuando han tenido un momento de lucidez y las han presentado, o deteniendo procesos judiciales en marcha al declarar a favor de sus agresores antes de que sean condenados. Estos efectos paradójicos se producen y quizás sea tiempo de ir buscando sus mecanismos y líneas de intervención.

Algunos teóricos han tratado de arrojar luz sobre la ocurrencia de estos vínculos paradójicos entre víctima y agresor, fundamentalmente apelando a claves afectivas o emocionales que aparecen en el contexto del entorno traumático. Dutton y Painter (1981) han descrito un escenario en el que dos factores, el desequilibrio de poder y la intermitencia en el tratamiento bueno-malo, generan en la mujer maltratada el desarrollo de un lazo traumático que la une con el agresor a través de conductas de docilidad. Según Dutton y Painter, el abuso crea y mantiene en la pareja una dinámica de dependencia debido a su efecto asimétrico sobre el equilibrio de poder, siendo el vínculo traumático producido por la alternancia de refuerzos y castigos.

Sin embargo, esta teoría descansa aparentemente sobre la base del condicionamiento instrumental que, desde nuestra perspectiva, es válido para dar cuenta de algunos aspectos del repertorio de victimización (principalmente de aquellos referidos a la indefensión aprendida), pero falla en cubrir el complejo aparato psicológico asociado con este tipo de vínculos paradójicos. Según nuestro entendimiento, la incertidumbre asociada a la violencia repetida e intermitente es un elemento clave en el camino hacia el desarrollo del vínculo, pero no su causa única. Además, la teoría no toma en consideración que alguna esfera de desequilibrio de poder es en cierta medida inherente a muchas relaciones humanas: en las parejas traumáticas no parece ser una consecuencia sino un antecedente al abuso.

Otro modelo que busca una explicación para el comportamiento paradójico de las mujeres maltratadas es el tratamiento factorial de Graham sobre reacciones tipo síndrome de Estocolmo en mujeres jóvenes que mantienen relaciones de noviazgo (Graham, Rawlings, Ihms, Latimer, Foliano, Thompson, Suttman, Farrington y Hacker, 1995). Su modelo factorial toma la forma de una escala de evaluación de 49 ítems alrededor de un núcleo caracterizado por distorsiones cognitivas y estrategias de coping, y dos dimensiones secundarias denominadas 'daño psicológico' y una más ambigua 'amor-dependencia'.

La teoría de Graham, de propósitos evaluativos, perfil topográfico y metodología correlacional, fue diseñada para detectar la aparición de síntomas del síndrome de Estocolmo en mujeres jóvenes sometidas a abuso por parte de sus compañeros sentimentales, y está basada en la idea de que el síndrome es el producto de un tipo de estado disociativo que lleva a la víctima a negar la parte violenta del comportamiento del agresor mientras desarrolla un vínculo con el lado que percibe más positivo, ignorando así sus propias necesidades y volviéndose hipervigilante ante las de su agresor (Graham y Rawlings, 1991). Sin embargo, mientras esta explicación puede ser válida para describir alguno de los procesos globales implicados en el síndrome, no proporciona una hipótesis teórica sobre la naturaleza del proceso traumático más allá de algunos de sus elementos constituyentes.

Opinion

En un pueblo pequeño ( por ejemplo) se pueden dar muchos casos de violencia de géreno, y que nadie se de cuenta, pero la mujer maltratada tiene que ser valiente, no tener miedo y denunciar los maltrados que recibe.
Podemos observar que cada día, más mujeres se atreben a denunciar estos maltratos, y no tienen tanto miedo como antes, pero la gravedad de lproblema , sigue siendo igual de mala. Devemos de poner muchos remedios contra esta violencia, para que cada día seamos conscientes de este gran problema, y concienciar a los demás de la gravedad de este tema, así el mundo cambiará y todo será mejor.

medidas que ha tomado el gobierno contra la violencia de género

Comparto plenamente el argumento de quien dice que la ley no es el problema. La Ley Orgánica de medidas de protección contra la violencia de género, ha supuesto una apuesta importante por la prevención y por la actuación posterior a las agresiones que se pueden provocar. Es un contundente paso adelante para actuar en estos casos y en los dos años que lleva vigente ya podemos observar resultados.

Pero la ley por sí sola no va a conseguir que a las mujeres dejen de matarnos por el simple hecho de serlo. La ley necesita tiempo. Y ese tiempo también lo necesita la compleja sociedad cambiante en la que vivimos. Y ese tiempo ha de ser utilizado para que cambien las actitudes y las mentalidades de las personas. Deberíamos hacer un proceso de reconstrucción social para poder reconocer en el terrorismo machista a uno de nuestros peores enemigos. Pero no podemos hacerlo tan rápidamente como desearíamos. Y no podemos hacerlo como sociedad, porque hay demasiados elementos y privilegios en juego. Y sobre todo porque a pesar de la lucha que llevamos las mujeres desde tiempos inmemoriales, el sistema patriarcal y androcéntrico en el que vivimos sigue considerándonos como ciudadanas de segundo orden. Pero después es más fácil echarle la culpa a la Ley. Y es más fácil porque se sigue pensando por parte de algunas personas que este tipo de terrorismo es menos dañino por producirse dentro del entorno familiar que otros tipos de terrorismo. Y algunas dirigentes del principal partido de la oposición, se permiten el lujo de calificar como propagandísticas las medidas que recientemente ha vuelto a tomar el Gobierno del Estado para seguir avanzando en la erradicación de esta lacra social.

Pero en la Ley contempla medidas que han de ser desarrolladas por las Comunidades Autónomas y por los Ayuntamientos. Y yo me pregunto: Si las mujeres del Partido Popular son capaces de decir públicamente que este tipo de medidas son propagandísticas, ¿Qué garantías tenemos las mujeres de que se desarrolle y se tomen las medidas necesarias que emanan de la ley para su total cumplimiento en lo que a Ayuntamientos y Comunidades Autónomas se refieren, allá donde gobierna el Partido Popular? Si a ese tipo de hechos le añadimos que el concepto de familia que ellos se empeñan en mantener es un tipo de familia convencional en la que prima la máxima de que “entre marido y mujer nadie se debe meter”, nos encontraremos como resultado que existe una falta de implicación familiar a la hora de denunciar al agresor de nuestras hermanas, cuñadas, sobrinas o incluso madres. Y estos datos ya se han comprobado, no son inventados.

¿qué medidas se deben tomar?

Hay muchas maneras de parar a un maltratador, pero la primera medida, la debe de tomar la víctima, y esa medida es denunciar los maltratos, y que se haga justicia, que esa víctima, tenga protección las 24 horas del día, que se sienta segura y protegida ante su agresor, y que poco a poco, su vida vaya siendo mas normal, y se sienta bien.
El maltratador, debería de tener un castigo cruel, que es como a estado su victima durante todo el tiempo que permanecían juntos, con un castigo injusto, ya que también el maltratador, le hará creer a su víctima, que va a tener toda la culpa de todo lo que pase, ella será la culpable, y por eso, el maltratador " la castigara" por así decirlo, "para que aprenda".
Por eso yo pienso que es injusto que muchos maltratatadores estén como si nada andando por las calles, disfradazos de personas buenas, cosa que no son, y eso debe cambiar, y para que eso cambien deben de cambiar también las leyes, y que sean mas duras.